lunes, 29 de octubre de 2012

Ya estoy sana y salva.

Como podéis atisbar en el título que le he conferido a esta publicación, ya estoy sana y salva. 

Le atribuyo tanto valor pues, he estado unos cinco días sin poder moverme debido a la bronquitis que se me imputó. Y a la vez, sin poder hacer el deporte que siempre trato de realizar a lo largo del día. ¡Hoy es el día! Es de gran menester ocupar una parte de mi tiempo a esta actividad, además que sin ella me siento menos estable.

Después de esto os dejo una canción que hace poco saboreé gracias a mi hermana, ya que me la indujo muy sutilmente en mi vida.


sábado, 20 de octubre de 2012

Me secuestró esta inseguridad que hoy día sigo sustentando. Un tema peliagudo, lo sé, pero una persona que convive día y noche con la misma ya se acostumbra, lo corroboro.
Se muestra boba y persistente en su decisión, no tiene motivos para acobardarse pero sí de oprimir a cuerpo hospedado. Le conferí la posesión de mis saberes, mis temores, mis escasos derechos y, temiendo consecuencias inminentes, mi libertad. Soy presa de mi inseguridad, quisiera sentir ese jubilo que es reflejado ante la flamante inmunidad , lo  conseguiré algún día.  
  

jueves, 18 de octubre de 2012

El obsesivo amor de Juana I de Castilla.

Muy a su pesar, con el apelativo de "La Loca",  Juana nace en tierras de infieles, donde la perseverancia que muestra por mantener a un hombre encauzado le provocó un vago desiquilibrio mental.
Aún se estipula si la famosa locura que se le imputó a la susodicha era verídica o ficticia. 

Sus padres, Fernando II de Aragón e Isabel  I de Castilla le programaron una boda. Constando con sólo 16 años, contrajo matrimonio con el hijo del emperador Maximiliano I y María de Borgoña,  Felipe "El Hermoso". Su primer encuentro destellaba una atracción ineludible, aspirando a una fogosidad casi tangible que parecíase llamar amor.Tal era esa intensidad que urgía precipitar el casamiento con el único fin de consumarlo. Entonces, todo atisbaba a ser vulnerable y poco díscolo. Doña Juana, se despertaba con el brío que muchos otros ansiaban, regalaba sonrisas como caramelos a niños golosos, hasta procuraba, fielmente, realizar las taeras estimadas por su esposo. 

En cambio, Felipe no se privó, aún manteniendo una apabullante unión con Juana, de sus habituales visitas a las mujeres de la corte. Otra mujer, por mera empatía, aniquilaba a Felipe para dar una voluptuosa bienvenida a la libertad, pero quizás ésta no sentía la veneración que Juana emanaba hacia él, a lo mejor ésta no se había enamorado de Felipe como Juana lo había admitido. Ya se advertía, en Juana, leves pretensiones de monopolizar a Felipe, y ahí no se zanjaba ese mal presagio, sino que,  se iban agravando en cuanto él sustituía la fidelidad por la gran lujuria. 
Se conoce  que agredió a una de las damas de la corte, cortándole el pelo con sus propias manos, ante la sospecha de que fuere una de las amantes de Don Felipe.
Congojada, Juana persistía en un hábitat donde todas las damas de la corte podían ser ella,  no hasta el punto de ostentar sus cargos políticos, pero sí de probar lo que, en un principio, era de su plena posesión, su marido.














martes, 9 de octubre de 2012

Una mirada y unos actos.

Sus ojos apostaban por una ánima dócil, sin convicciones ni pretensiones. Su viril y enjuta figura profanaba territorios ignotos, su imberbe rostro bullía de satisfacción al atisbar sinfines de lágrimas inocentes sonsacadas por manos villanas. Observaba y no desistía en ello, parecíase a aquellas escenas cinematográficas que una, inconscientemente, grita pidiendo auxilio ante calamidad inminente. Su mirada boba y ensimismada estimaba disciplina, pero sus actos, contradiciéndose, aludían al tedio y a la necedad.
Su cabello era de largo tallaje, azabache y con pinceladas acerbas. Pero a pesar del protagonismo que agravaba, su mirada asomaba su presencia con sutileza, se eximía de obligación negligente y, como si el viento le rociase, desnudaba sus sentimientos mostrándoselos al pueblo. Su mirada mostró una leve distorsión, y a la lejanía unas bombeantes  luces giratorias se aproximaban a medida que esa actitud díscola se tornaba  estoica, ahí estaba el asesino con sus enemigos.

lunes, 1 de octubre de 2012

Otro día.

-¿Aún no has divisado algún "macho" por estos terrenos?

-No- fui escueta.

Mis compañeras no comprenden la poca estima que pueden llegar a producirme los hombres, con sus peculiaridades y sus inminentes tropiezos, no advierto una vida en compañía de un parásito que solamente me requiera para actos forzados que sacian, consideradamente, sus apetitos sexuales. 
En un futuro, podría producirse un cambio, no afirmaré con rotundidad "de este agua no beberé", quién sabe cómo acabaré o como serán mis próximas pretensiones, quisiera obligarme a enmendar un destino exento de agravios.
Pero aún, mantengo, una controversia amor/odio con mi propio yo. Con una persona que se hospeda, gratuitamente, en mi mente contradiciendo todas mis convicciones, que en más de una ocasión han aparcado en fracaso. 
Una famélica voz resurge de mí profiriendo lujurias ansiosas por ser espiadas por merodeadores pedantes. Con una voz sabihonda manifiesto la certidumbre que me apresa a esta actitud díscola e insolente. 

Ahora mantengo una conversación, rehuyendo por las ramas a otro tema, con un chico que admite su incomprensión conmigo.



-¿Te ocurre algo conmigo?- me preguntó, mostrándose escéptico. 

-Nunca dejarás de sorprenderme- respondí, estoica, como si él resurgiese la desgracia.

-Te prometo que no te entiendo- sentenció.


No me molesté, tras esa última reprimenda, en contestarle. Mientras tanto, mi día consiste en como ya insté, una lectura intensiva y productiva, mientras estudios estimuladores, alentadores a un futuro tangible, me sumergen a una vida imaginaria que pronto se realizará con presteza.