Esta entrada va dirigida a alguien especial.
En su persona se venera la gallardía y se posterga lamentación.
No grita, susurra.
No echa un vistazo, observa con determinación.
Un estoico decrépito.
Ni una lágrima resuelta a ser vista, ni una palidez justificada, nada he visto en su tez rosada por el roce de un sol risueño.
Nada se divisa;
Nada se comparte.
Es un grande, un luchador nato.
Su demora a la postración se apeló a la esperanza de un futuro mejor.
Te admiro, caballero.