Cuántos sueños me han sido despropiados, cuántos vestigios se han ido espolvoreando, no hay nada que perdure. Siempre existe un límite, la mentira lo tiene, ¿por qué no iba a tenerlo la verdad?, la lujuria lo tiene, ¿por qué no la intimidad, el sosiego?
Echo tantas cosas en falta, y lo que más me frustra es no poder apelarme en ellas en momentos donde la indecisión adopta el papel principal, en momentos donde el mar y la tierra reavivan una reyerta de las de truenos y tormentas de arena. Ojalá, ojalá, ojalá...
Tantas cosas me han sido despropiadas...
No hay lugar para el que quiere hacerse un hueco, aún angosto, en la vida. No lo hay.