viernes, 8 de noviembre de 2013

Alucinación. ¿Un hombre imposible?

Sé algo más de él. Es profesor de economía, jefe del departamento, inclusive. Desconozco su estado civil, su edad y  pensamientos crípticos. Hace dos días que observo cómo se desenvuelve entre los transeúntes, cómo hace de guía con otras docentes,  empero, reconozco no ser objeto de sus deseos. Eso me hace exasperar y, en ocasiones, emanar una animadversión que, a su vez,  me convierte ducha en la materia. 
Impotencia que tiende a sumisión.
Impotencia que estima un reconocimiento. 
Un miedo que converge en catástrofe. Me sofoca, respiro. Necesito hacer de mi cuerpo una bolsa de aire.


Sé algo más de él. Su aspecto induce  benevolencia. Ora agasajos; ora ofrecimiento de bienes. Se presenta ante el mundo con un bigote canoso, especialidad de la casa; un pelo correcto, disciplinario, níveo y alineado. 
Transmite todo: ese todo se reduce a una nada; una afirmación que bombea significado, por lo que resumiendo, es un todo compuesto por una base nimia; una nimiedad que sustenta ese vínculo, esa cohesión de sentimientos, que sin éstos qué sería yo, qué sería de mí. Suspiro.

Ignoro todo acerca de ese hombre, o en suma mayoría, pero conforma una parte de mis  indagaciones y cavilaciones. Eso ya es venerable. Y hace de esta estancia embrollada y calumniada, una más apacible y entretenida. Prefiero esta vida. Prefiero el conocimiento de una persona vía sueño.

Pero es inevitable los impulsos que voluntariamente reprimimos, como lo son las ganas de saciar nuestro libido o satisfacción de otra índole. Por la misma razón que es totalmente comprensible los ya susodichos, lo es la manifestación de algunos que se ven en esa obligación.
No podemos oprimir lo que ansiamos berrear; exacerbar esas representaciones de sueños catalogados como "ideales"  nos hacen calibrar nuestra salud mental, imaginad si los realizáramos. Yo invierto en ello todo mi capital.

Me remito a lo dicho, cuando sus ojos resbalan en derredor, como si en los recovecos del instituto pudiese dilucidar la solución a su vida hueca y ensimismada, me amparo en la desazón como remedio a toda mi angustiosa represión. 
A la postre, conseguiré una recompensa, no obstante es lo que viene siendo una satisfacción y, por concluyente, se aceptará con todas las normativas vigentes hasta el momento. 

Mientras tanto, urgiré alguna fruslería, de las mías, para ir avanzando en el terreno... poder mentar alguna vez su nombre...

Ojalá, ojalá, ojalá...

jueves, 7 de noviembre de 2013

domingo, 3 de noviembre de 2013

La vida es un caos.

Compartes experiencias fragmentarias de tu vida con personas que se hacen llamar familia, amigos, compañeros, seres...¿a qué es debido?
Te introduces; vía mecanismo automático por el que te hará falta un instrumento;  un instrumento que facilitará tu libre acceso a un lugar que tienes catalogado como "hogar, dulce hogar", casa, morada, cobijo, etc. 
Y encuentras en la susodicha a unas personas que conoces como familia.  ¡Pardiez, familia, un hogar humeante, todo ello bálsamo para el mal de amores, perdone usted!

Caminas con las manos enfundadas y la solapa hacia arriba, observando en derredor algún cambio operado en aquéllos que se hacen llamar ciudadanos; sí, esos son personas que comparten contigo un territorio, una ubicación geográfica, un idioma común, inclusive, un dialecto. 
No te demores en analizar banalidades que por el azar, muy dichoso él, se han inmiscuido en tu vida. Reconoce la evidencia, lo que representan esos objetos, seres; representan la realidad que has ido aunando en tu sesión cinematográfica. Sí, señor, que el séptimo arte no falte, reminiscencia visual, no está mal planteado.
Todo es una sesión, una película que se explayará por todos aquéllos  que conocedores de tu fuente de energía, patentan su existencia con citas, frases memorables que gustan al público dejándolo en una clase de ensueño. ¡Despertad, estamos condenándonos!

Realmente mi propósito en esta publicación no era otro que el de exponer un vídeo musical. Remedio y rendición para todos las personas que desean sucumbir a la postración. No es un insulto, simple y llanamente, evito la utilización de un lenguaje ambiguo. Buenas tardes.





lunes, 21 de octubre de 2013

Dificultad al respirar.

Cuántos sueños me han sido despropiados, cuántos vestigios se han ido espolvoreando, no hay nada que perdure. Siempre existe un límite, la mentira lo tiene, ¿por qué no iba a tenerlo la verdad?, la lujuria lo tiene, ¿por qué no la intimidad, el sosiego?

Echo tantas cosas en falta, y lo que más me frustra es no poder apelarme en ellas en momentos donde la indecisión adopta el papel principal, en momentos donde el mar y la tierra reavivan una reyerta de las de truenos y tormentas de arena. Ojalá, ojalá, ojalá...
Tantas cosas me han sido despropiadas...
No hay lugar para el que quiere hacerse un hueco, aún angosto, en la vida. No lo hay.


viernes, 16 de agosto de 2013

Esta entrada va dirigida a alguien especial. 

En su persona se venera la gallardía y se posterga lamentación.
 No grita, susurra. 
No echa un vistazo, observa con determinación.
 Un estoico decrépito. 
Ni una lágrima resuelta a ser vista, ni una palidez justificada, nada he visto en su tez rosada por el roce de un sol risueño. 
Nada se divisa;
 Nada se comparte.
 Es un grande, un luchador nato.
 Su demora a la postración se apeló a la esperanza de un futuro mejor.
Te admiro, caballero.


jueves, 8 de agosto de 2013

Gritar hasta la desesperación.

Buenas tardes, hoy un día como el resto, no aprecio diferencia. 
Dalí dijo en una de sus entrevista, que con un atisbo deferente hizo resaltar, su popular maña en el arte del engaño, mentira, patraña, como guste.
Literalmente no puedo reflejar su expresión al aludir que su conversación, el 100% es completamente mentira. 
Lo que trato de explicar es, pues que siento lo mismo que, de hecho, sentía él sentado en dondequiera que sea.
Me basta con mentir para confrontar la realidad con mi personalidad, muy versátil la dichosa. En Madrid, lo experimenté, erigí una personalidad recién sacada del horno, sutil como un pañuelo pinteado de turquesa. 
Ni un ápice de asombro se difería entre mi yo, el cual pensaba tener apresado, y el nuevo, que acababa de crear. Irradiaba pinceladas de abnegación por ese perfil desprovisto de brumosa historia. Comprendía lo bien que se siente ser alguien que tiene todo lo que desea, radicaba ahí toda la profusa felicidad, denotaba capullos de bienaventurados vestigios. Pretensiones que ya las idealizaba, las  palpaba, era todo esa invención. Pero, cuando nadie te conoce puedes jugar con ellos, mientras los que te calan al momento, no te provisionan de margen, te  hacen subsistir de manera defectuosa. 
En fin;
Odio esta vida.

miércoles, 10 de julio de 2013

AMALGAMA DE PENSAMIENTOS.

No sé por dónde empezar, quizá si hubiese llevado un seguimiento intensivo de todo dato sólido de mi vida en este blog, seguro que sabría o, en tal caso, tendría una pista, por mínima y superficial que fuera, de cómo empezar. Tendría un referente ulterior.

Comenzaremos con las pretensiones futuras, ¿qué hacer? Nunca pasará inadvertida esa cuestión.
Mi vida es un mar de altibajos, no saber qué rumbo escoger me conforma como persona aprensiva, o tendencia a la aprensión. ¡Pero qué puedo hacer, pues! Esa maldita, impertinente, zozobra acecha hasta aminorar mi paso, se excede y se congratula pues, dichosa ella por conseguir sus metas, aspiraciones e ideales tangibles.
Dispensadme.


Se despereza un día que parece mermar el temperamento de muchas personas. Parece calibrar los sueños que estaban como recordatorio, ese hecho, difiere en los saludos inmediatos de cónyuges, allegados, maestros y maniáticos. 
Los saludos, los saludos, los...saludos, ¿eran ésos tan metódicos como se esperaba?
Tácitos, escuetos y, dentro de esos rangos, imperiosos.

De saludos pasaremos a maniáticos. Irresistiblemente celestial el roce de sus alas con el parpadeo de esos ojos tan oblicuos, tan materialistas.
Bre...Bre... Bre... Yo misma me comprendo cuando ululo como un animal díscolo.
¡Poco dócil!

¿Qué es el amor, un amor de pareja?
No sé si estoy preparada para tanto compartir de experiencias, sentimientos, pero...quizá me venga bien el que alguien se adueñe y acapare mis debilidades por algún tiempo.
No comprendo por qué...¿Qué será esta sensación?
Amor sé que no es. Eso es insípido... ¿VERDAD?
Me pasaría el día completo incluyendo anotaciones, cuanto más inútiles más aumenta mi espíritu budista. En fin, recuerdos, eso es lo único, desechando calamidades, que queda. 

martes, 9 de julio de 2013

Repentinos cambios de humor, colocaré el periódico vespertino sobre el tendedero, quizá así seque toda la ociosidad caducada.
Cambiaré a la de una...dos...tres...No, cesó. Parece comprender al fin mi compostura. Sentirse y ser vacua, horrible expresión. Adiós sentimientos, comienza algo nuevo.

lunes, 17 de junio de 2013

Al fin se miraron y pronunciaron sus nombres en un susurro, como si fueran palabras mágicas. Los dos nombres quedaron flotando suavemente en el aire, se desvanecieron más lentamente que otras palabras, otros nombres más lentamente que la música en la mente. 

sábado, 8 de junio de 2013

Cada día que pasa comprendo menos la finalidad de esta vida, no atisbo lo que tratan de transmitir las señales que, siendo éstas tácitas, no puedo obviarlas sin detenerme y cuestionar su función, sus más indulgentes intenciones. 

No me conocen y piensan que saben todo sobre mí. Realmente la gente da asco, y siento generalizar, pero así es mi versión del mundo, de esta sociedad. 
Reconozco que no exista la perfección, un ejemplo, que podríase manipular, es el mío, tan preciso y escueto es como lo narro. Pero una cosa es la perfección como persona y otra es, el ser un humano defectuoso. Nace para morir al poco de tantear el terreno.
Muchos son así, vomitivos, no invitan a la afectuosidad, seres ociosos, vacuos por dentro y por fuera, rayando en un abismo.
No puedo precisar un detalle alentador pues, no lo hay. Y dudo algún día encontrar al susodicho. Como bien he dicho, son seres endebles  y férreos a la vez, que a su más absoluta codicia hacen use de una u otra opción. Personas, individuos, plausibles...MUY DESDE LUEGO...
¡Revulsión!
¿Queréis destacar y pisoteáis a cualquier ciudadano por vuestra rastrera ambición?
¡Humanos malnacidos!
Y esos seres, son aquéllos que se confieren, con una humildad de vértigo, un valor que está muy fuera de su alcance y, ¿para qué? ¡Para ser alguien en este mundo, seres envidiosos, lenguas viperinas!
Muy atentamente vuestra afectuosa seguidora, YO.


Manzanas, limones, sandías, fresas, melocotones, albaricoques, granadas, peras, pimientos, berenjenas y ajos.

Bien, escribiendo, como puede observarse , cosas superfluas, me he acordado del café.
Un amigo que ayuda a todo ser viviente ante la probabilidad de sucumbir.
Un café, para mí, lo es todo. Algunos se dejan aconsejar por una cama, una discordia tras otra, como es de esperar, pero muchos otros se dejar influenciar por el aroma que emana esos granos triturados, ese líquido homogéneo adherido en una taza salvada del deterioro.
No conozco todos sus recovecos, y quizá un día, tras encontrarme desprovista de obligaciones, me dirija a la biblioteca para ultrajar más información, debe ser interesante.
No tacho nada.

Llevo tres días sin lavarme el pelo, mañana harán cuatro. Quizá haga bien, o tal vez no. Tengo cosas de mayor contundencia que pensar en mi aspecto físico. No voy a salir de estas cuatro paredes, ¿quién juzgará mi pelo grasiento?
Exámenes, exámenes, exámenes, exámenes, exámenes...

Qué vida tan sencilla, para acompasarla con más detenimiento, "Religión- Lori Meyers", me ayudará.



domingo, 26 de mayo de 2013

Hace, aproximadamente, cinco años, mi psicóloga me aconsejó que escribiese cada día, que reflejase metódicamente todos mis pensamientos y sensaciones. Eso equivaldría a la publicación, vía trozo de papel, de mi vida. Y todo el mundo sabe que, día y noche, obstinada en mi idea, urdo planes  para rehusar dicha invitación, la que agradecería si no fuese ésta mi manera de ver el mundo, una manera muy tozuda.
Insisto, odio publicar mi vida, aunque parezca una controversia, sí, lo odio.
Por eso publico esto, llana y simplemente odio este trozo de papel serpenteado de té rojo con cereza.

sábado, 18 de mayo de 2013

¿Qué pasaría si no  me sintiera cómoda ante otro individuo?
¿Si, el amago de rozar con acritud su piel, me produjese náuseas?
¿Qué pasaría, pues?

Mi retorno se  ha mudado a una cabina de hielo sin ventanas, sin orificios que inviten al sol su llegada, nada. Absolutamente la nada me espera, las reacciones vanidosas y extremadamente fuera de su órbita. ¿Qué haré con mi vida?
No puedo permanecer yerta toda mi vida.

En rara ocasión mi cabeza no está maquinando alguna patraña para, así, apaciguar mi realidad. Suprema condescendencia, qué sería de mí contigo o sin ti.
Sería maravillosa no tener ya recuerdos, despertarse cada mañana con la apasionante sensación de poder empezar todo de nuevo, de ser como una peña bruñida por la lluvia...Pero él nada podía olvidar, ni siquiera los pequeños, triviales, obsesionantes detalles, los que más hieren, aquellos que hacen revivir todo el pasado...

domingo, 5 de mayo de 2013

He conocido a alguien.

El tiempo  se detuvo, o al menos así me pareció. Trabajaba hasta altas horas de la madrugada, me adjuntaron una responsabilidad hueca, vacía de dicho título, tal vez porque en mi foro interno así lo estimaba. En una vuelta de hoja me anunciaron un percance, la sala que custodiaba me era desheredada a cambio de otra. Una sala de arte, en la que anidaba otro tipo de personal que, en comparación conmigo, hacía que mi estatus mermara por momentos. A lo único que me dediqué, por aquel entonces, fue a analizar las obras de arte expuestas al público, no infringía ninguna ley ni se patentaba ningún límite infranqueable por el que se veía imposible el acceso, no.  Pasaba desapercibida paseando mi cuerpo pesado, entonces así me lo parecía, e imperando, a gran escala, pensamientos sumamente obscenos. No me divertía el pasear y vislumbrar un arte poco legible. 
Fue un momento de la noche, en el que las bombillas titiritaban por una causa anónima, quizá tuvieran sueño. Un hombre desconocía el paradero de los aseos, yo estuve disponible a enseñárselos, le acompañé hasta la entrada de éstos y me despedí muy cordialmente, no hace falta decir que existió una conversación amena, pero eso no es muy significativo, no quiero dar importancia a cosas que, aparentemente, carecen de ella. 

Partiendo de la base, una base muy endeble, en la que mi espíritu se situaba en Japón y yo, muy a mi pesar, en Murcia, soportando vídeos, documentales y conferencias, que, también muy a mi pesar, no supe discernir de lo que realmente se autoinduce al arte. 
En uno de esos intentos, vagos todos ellos, de empatizarme con el autor de dicha obra, un chico me dijo un poco con timidez:

-Perdona, ¿sabes de qué trata este arte, lo entiendes?

-No- aseveré. La verdad es que, apenas, entiendo sus risas, su humor, no entiendo nada. 

Así comenzó una situación que desencadenaría en una larga conversación de gustos, pareceres y confortables entusiasmos.
Un chico que ha viajado, inteligente y no me parece un chico que sobresalga por su egolatría, es como yo, una persona disimulada. Una de las personas que quise conocer algún día de mi vida, para aprender de ellas. 
Tengo su número, íbamos a quedar cuando saliese de trabajar pero el cansancio y el deber que mi hermana me atribuía me impidió contactar de nuevo con él. No diré nombres, pero no se me olvidará. Lo tengo claro.

Le he dejado un mensaje hoy al despertar, en un momento de absoluta soledad, cuando enmudeces y tratas de pensar y escuchar la voz que rige tu mundo, en ese momento decidí   hacerlo. Y así fue, aún espero su respuesta.  

viernes, 12 de abril de 2013

Me costaba trabajo pensar  que una noche que a mí me parecía tan larga pudiera parecer tan corta a alguien.
El amor se oculta y espera, espera para siempre. Es como un fruto que espera estar maduro.
A veces pasa la vida mientras él continúa en la sombra.

jueves, 11 de abril de 2013

Quiero dormir y no despertar.

Me sorprende el no estar abatida, ya se estaba demorando por mucho tiempo.
Hoy, un día intenso. Ha englobado un amalgama de emociones. Desprecio y rechazo por doquier. No soy yo, no estoy sentada bajo un mueble, llámese silla, no lo estoy. Estoy flotando cuan reflejos bochornosos en ese librillo que parece ser la vida.

Aunque no lo creas, siento muchísimo lo sucedido, te quiero.



jueves, 28 de marzo de 2013


Ahora quiero amar algo lejano... 
Algún hombre divino 
Que sea como un ave por lo dulce, 
Que haya habido mujeres infinitas 
Y sepa de otras tierras, y florezca 
La palabra en sus labios, perfumada: 
Suerte de selva virgen bajo el viento... 

Y quiero amarlo ahora. Está la tarde 
Blanda y tranquila como espeso musgo, 
Tiembla mi boca y mis dedos finos, 
Se deshacen mis trenzas poco a poco. 

Siento un vago rumor... Toda la tierra 
Está cantando dulcemente... Lejos 
Los bosques se han cargado de corolas, 
Desbordan los arroyos de sus cauces 
Y las aguas se filtran en la tierra 
Así como mis ojos en los ojos 
Que estoy sonañdo embelesada... 

Pero 
Ya está bajando el sol de los montes, 
Las aves se acurrucan en sus nidos, 
La tarde ha de morir y él está lejos... 
Lejos como este sol que para nunca 
Se marcha y me abandona, con las manos 
Hundidas en las trenzas, con la boca 
Húmeda y temblorosa, con el alma 
Sutilizada, ardida en la esperanza 
De este amor infinito que me vuelve 
Dulce y hermosa...

Alfonsina Storni - Esta tarde.

martes, 26 de marzo de 2013

¿Qué siento cuando duermo?
Realmente rehúso esa pregunta, la declino muy sutilmente. Mi capacidad de dormir se ha reducido a una amalgama de discordia y desacuerdo de opiniones, todas substraídas de aquellos vestigios que un día tuve que hacer frente. 
No puedo dormir. Espero que mi mente, la dueña de mis pertenencias, me dispense de todo lo que reflejo en mis publicaciones. Algún día, cuando esto ya esas leves surcos en mi piel, lo recordaré como un bien acontecimiento que no supe desembrollar el denuedo que merecía tener.


domingo, 24 de marzo de 2013

Sueño despierta constantemente, a falta de amigos.
No sé quién soy, ni tampoco sé dónde se encuentra ubicado mi cuerpo. Sé que no...que no podré abolir muchas órdenes que, ante mis más modestos ojos, son poco sostenibles, débiles, famélicas. Sé que tendré que someterme, como alma que lleva al diablo, a una dictadura impuesta, personalmente, por un modelo único e inimitable, como ha de llamarse  hombre. Sé que pocas personas pueden instigar la poca libertad y propagarla por ahí donde imperen sus pasos. Sé que yo, particular y objetivamente hablando, no conseguiré librarme de este pesar que cada día exprime a mi corazón hasta dejarlo sin llanto posible que emanar.  
Pero, a parte, no sé quién soy, desconozco mi apelativo, mi fecha de nacimiento, mi biografía. No reconozco si el color de mi cabello es rubio, rojizo o castaño avellana. No reconozco si mis uñas son las que expulsan el esmalte, ya derramado en ellas en su día, o es él el que huye con virulencia de ellas. No reconozco si en la comisura de mis labios se denotan unas arrugas o, quizá, unas manchas a causa del tiempo. No reconozco cuando observo, ni cuando inspiro aromas exóticos procedentes del Oriente, tampoco reconozco situaciones, episodios que me obligan a estudiar, ¡ni memorizando, señores!, no reconozco un átomo, un astro, un soplo de aire fresco, ni tampoco uno de aire cargado, agotado, adormilado. No reconozco un saludo, una mirada insinuante, ni tampoco una desdeñosa. Dudo conocer la cordura, ¿a caso la distingo del delirio?
Lo único que patento es ser prisionera, obrera de las malas pretensiones de otros. También obvio el cautiverio que tantearé y reflejaré en los lacónicos intentos de mirada.
En mí refulgirá un resplandor que adoptaré y sobornaré como, en su día, padecí yo.
No puedo más...dejaré esto como está. Así, todo como estás, hasta que amanezca y cate otro nuevo entreabrir de perspectiva. Tampoco puede tener tanta dificultad cuando, hoy día, lo ejercita todo el mundo. Un abrir cajón de mierda y cerrar como, ya disperso por toda la estancia, se dejó. No, insisto, no debería ser tan difícil. 

En la sala anidaban hombres, mujeres, niños e, incluso, bebés. Pero debería destacar que entre esas escrupulosas mujeres estaban las solteras y las casadas que ansiaban ser vistas por ojos ajenos como "atractivas cincuentonas". Suprimiendo detalles de poca candidez, ensordecedores y, hasta, poco alentadores, declino decir que fue una boda poco convincente. Sólo ascender por mi casa, introducir mi pesado y, poco avispado, cuerpo por el marco de mi puerta, me desplomé en la cama color franela, como añadidura. Desistí, por aquel entonces, de mis más apreciadas pertenencias, así como mi indumentaria cotidiana: mis botas, marrón barro como dos hermosas castañas, mi insípida rebeca y, no menos importante, mis pantalones azul marino, aún en ellos veo el obscuro del mar, de un vestigio veraniego que abdicó ante tanta melancolía.
Mis actitudes bravuconadas fueron oprimidas al detenerme por un momento e insistir, en el espejo, por mi aspecto. ¡Joder, qué pensaría la gente al verme con esta cara!
Me desmaquillé. El maquillaje parecía no despegarse de mi párpado, el único que no quería alejarse de mí. Es, quizá, verdad que existe algo que quiere estar junto a mí. Me consuela. 

¿Queréis culturizar vuestra sed de ineptitud?
Bien, no lo hagáis, es inútil. En la ignorancia se vive mucho más cómodamente, que ya es algo. 




viernes, 15 de marzo de 2013

Increíble, increíble, increíble...

-¿Os abro la puerta?- musita.

-Sí, por favor- respondo.

-¿Con quién tenéis?- pregunta con ojos inquisitivos. 

-Con un profesor de plástica...

-Vale, no lo conozco- me interrumpe complementándolo, todo, con una escueta sonrisa adolescente. Eso hace menguar la tensión que emano.

NO LO INTENTES OCULTAR. ESA NO ES LA PERSONA QUE QUIERES DESCRIBIR NI LA SITUACIÓN.

Permanezco con los ojos cerrados. Las voces más cercanas no se escuchan. Si abro los ojos, ¿podré escucharlas? ...

miércoles, 13 de marzo de 2013

Existió.

Ensimismada en mis pensamientos, demoraba toda la atención en los reflejos que conseguía vislumbrar en los portales de cada edificio. Una melena hirsuta y rubicunda. Se podría calificar así. Aún así, caminaba estimando el arduo recorrido que dejaba tras mis pasos. Era una mañana matinal, comprendía entre las dos y cuarto, podría ser las menos veinte o, quizá, las en punto, no señalo ni puntualizo una hora exacta pero, entonces, en aquel instante, en aquel aire pululaban ciertas expectativas. Unas que ni yo sabía que me propondría, con pericia, perseguir hasta sucumbir.

Mi paso era firme, me agarraba con acérrimo deseo a cualquier coche que merodeaba por la avenida. Me gusta incomodar con la mirada al conductor. Se aproximaba, a diez pasos, un semáforo. Intento amenorar el paso cuando me consta que es imposible coincidir en verde con el susodicho. Cedo. Miro en derredor y puedo corroborar que no hay vehículo enemigo. Paso hasta la mitad del paso de peatones. Enfrente atisbo a una figura. ¡Es un hombre! 
Realmente no me muestro tan efusiva, es más, cuando nuestro camino se ve obstruido por mutua mirada me siento incómoda, violada y por último, ausente. 
Es tan...poco convencional lo que me dijo con un solo gruñido de ojos ese hombre que, hoy día, sigo buscando... Esa mirada, esa penetrable y saciable mirada masculina. 

Estuve varios días indagando, cavilando y considerando mis divagaciones. 
Ese hombre tendrá, por lo menos, unos cuarenta y pico, o treinta y pocos. ¡No puede ser más, o según cómo se mire, menos!
Seguramente, lo más probable, tenga erigida una familia siendo él el pilar básico y estable de la misma. ¡JODER, NO LO CONOZCO Y QUIERO QUE SEA MÍO!
No me asusta esta reacción pues, me embriaga la sensación de sentir, al menos por un instante, algo por un hombre que apenas reconozco. Ni conozco su abolengo. 
Es algo que supera cualquier expectativa ya acentuada. 

Lo curioso es que, dejé de buscar, pasaban los días y no volvía a tropezarme con ese rostro conocido. Desistí.
Hasta que un día, deseando durante varias semanas encontrar un resquicio de cordura y tener recompensa ante diversas pesquisas, me encontré a dicho hombre y, siendo así  la casualidad que, se ubica al lado de la casa de mi profesora, en un quebak. 

Español no es pero...su mirada, esa mirada que me exige cautiverio, disciplina y sumisión. Necesito volver a... querría devolverme una mirada, como respuesta a la suya...

Días y más días.

Desde la última entrada, aquélla que se pronuncia como una tranquilidad prometedora, me ha sucedido un sinfín de episodios que gozan una buena reputación en la lista de mis tareas diarias. Hasta que seguro que no sabréis que tengo asignada de siete días semanales, cuatro, una academia para poder sopesar las matemáticas que siempre me obstaculizan el progreso. Cómo me gusta.
Como os decía, me mantengo férrea durante esos días que, realmente, me aplico a los estudios, pero pese a mi inocencia, ignorancia, llámese como quiera, sigo sin poder superar un cinco pelado en algún examen de dicha asignatura. MIERDA.
En cambio, la profesora que sucumbe a mis debilidades, frustraciones, me apasiona, estoy encantada. Puede sumar, entre sus amistades limitadas, la mía misma. Yo ya he hecho los deberes.


sábado, 9 de marzo de 2013

"Desearía tener suerte".

No comprendo el por qué las personas ansían el protagonismo. Mi vista no alcanza a esa comprensión. 
En tutoría, una charla diaria que nosotros, el alumnado, mantenemos con la profesora que se le confiere el aventurado deber de ser nuestra tutora. Como decía, rondaba las dos menos cuarto del mediodía, el tiempo socavaba a alma viviente, incomodidad y más incomodidad, ruidos estridentes emanaban las manadas de alumnos desocupados en las calles y, no iba a ser menos, yo, una alumna poco modélica, permanecía un tanto desvaída sosteniendo entre mis dos brazos el peso de la mochila. Hoy no había mucho con lo que alimentar  mi cerebro pero claro, es mi modesta opinión.  
Pensé que, armándome de valor y asistiendo a una charla desorientadora me supondría un gran avance y valoración personal, el porqué no lo sé y desconozco su paradero pero, eso lo pensé en un momento de mi vida y ahí se zanja. 
Suerte la mía, que coincidió con un compañero de clase y un gran placer, también el mío, claro.
Espero que le impactara mi intervención, sinceramente lo espero. 

No comprendo por qué tengo que demorarme realizando divagaciones poco fructíferas. 
Seguramente, el chico éste, pensara, siempre con acritud hacia mi persona, que estaba aislada, sumergida en una fantasía permanente. Lo sé, no quiero otorgar, a esa hora matinal,  un valor innecesario. Terminó el día anodino, taciturno y si expectativas. La indiferencia surca mis arrugas. Qué poetisa estoy hecha. 

Con evasivas, trato de marginar ese tema trivial, y completar mis cavilaciones cotidianas instigando la poca capacidad de atención que mantengo con ciertas asignaturas. Tuve que realizar el trabajo de música y no lo hice, tuve que presentarme a ese examen y tampoco lo hice. ¡VAYA MIERDA!
Hacedme caso que, cuando exijo ausencia la necesito, cuando exijo disciplina la ahuyento. No sé, soy experta en atraer, como si de un imán se tratase, episodios crípticos y díscolos, en cambio, emblemáticos y triunfales les ocasiono espasmos que desemboca en un adiós eterno. 
TENDRÍA QUE TENER SUERTE, y también la profesora compasión. Pero, ante todo, debo mostrarme complacida con toda decisión citada por la susodicha. Joder, la actitud bravuconada no es lo mío. 
Nada, lo que quiera que la vida, mi querida vida, quiera. Te quiero vida. Un saludo cordial tu seguidora número... 

lunes, 4 de marzo de 2013

Aquí permanezco, estudiando, sin mucha cosa que aportar.
Estos son los preliminares de un día anodino, cabizbajo y poco entusiasta. 
¡Viva la hiperactividad! 

Como vengo diciendo desde un inicio, estoy manteniendo una reflexión con mis queridos personajes, aquéllos que formaron parte de la historia y que, ojalá, sigan asomando sus semblantes melifluos por el marco de la puerta al citarles.
Hoy toca  Otto Von Bismarck, después me demoraré con mi sucesor, Stalin. 
No cesan los esquemas, los resúmenes, es un no parar. Espero tener suerte.


sábado, 2 de marzo de 2013

El mar es muy tranquilo.

Permanezco inmóvil frente al teléfono.
Quizá reciba una llamada indecorosa, tal vez una alentadora admiración...
¿Por qué incentivar esta adusta amargura? Es un desperdicio de tiempo...
Nadie se acuerda de mí. Nadie se acordará de mí.

Permanezco inmóvil frente al teléfono. 
Desorientada, hasta reconozco haber adoptado una actitud hostil, lo reflejo en mi mirada...
¿Por qué arraigar esta desolación? Es un desperdicio de tiempo...
Me propuse albergar un 'algo' de esperanzas, ese deje de insistencia se malogró sustituido, así,  por un futuro desolador.
Nadie tuvo compasión, nadie supo que me aquejaba esa cuita. Anhelaba que cesara esta angustia.
Nadie aportó su generosidad, estoy sola.

So I rush to your side
Like the oncoming tide
With one burning thought:
Will your arms open wide?