domingo, 26 de mayo de 2013

Hace, aproximadamente, cinco años, mi psicóloga me aconsejó que escribiese cada día, que reflejase metódicamente todos mis pensamientos y sensaciones. Eso equivaldría a la publicación, vía trozo de papel, de mi vida. Y todo el mundo sabe que, día y noche, obstinada en mi idea, urdo planes  para rehusar dicha invitación, la que agradecería si no fuese ésta mi manera de ver el mundo, una manera muy tozuda.
Insisto, odio publicar mi vida, aunque parezca una controversia, sí, lo odio.
Por eso publico esto, llana y simplemente odio este trozo de papel serpenteado de té rojo con cereza.

sábado, 18 de mayo de 2013

¿Qué pasaría si no  me sintiera cómoda ante otro individuo?
¿Si, el amago de rozar con acritud su piel, me produjese náuseas?
¿Qué pasaría, pues?

Mi retorno se  ha mudado a una cabina de hielo sin ventanas, sin orificios que inviten al sol su llegada, nada. Absolutamente la nada me espera, las reacciones vanidosas y extremadamente fuera de su órbita. ¿Qué haré con mi vida?
No puedo permanecer yerta toda mi vida.

En rara ocasión mi cabeza no está maquinando alguna patraña para, así, apaciguar mi realidad. Suprema condescendencia, qué sería de mí contigo o sin ti.
Sería maravillosa no tener ya recuerdos, despertarse cada mañana con la apasionante sensación de poder empezar todo de nuevo, de ser como una peña bruñida por la lluvia...Pero él nada podía olvidar, ni siquiera los pequeños, triviales, obsesionantes detalles, los que más hieren, aquellos que hacen revivir todo el pasado...

domingo, 5 de mayo de 2013

He conocido a alguien.

El tiempo  se detuvo, o al menos así me pareció. Trabajaba hasta altas horas de la madrugada, me adjuntaron una responsabilidad hueca, vacía de dicho título, tal vez porque en mi foro interno así lo estimaba. En una vuelta de hoja me anunciaron un percance, la sala que custodiaba me era desheredada a cambio de otra. Una sala de arte, en la que anidaba otro tipo de personal que, en comparación conmigo, hacía que mi estatus mermara por momentos. A lo único que me dediqué, por aquel entonces, fue a analizar las obras de arte expuestas al público, no infringía ninguna ley ni se patentaba ningún límite infranqueable por el que se veía imposible el acceso, no.  Pasaba desapercibida paseando mi cuerpo pesado, entonces así me lo parecía, e imperando, a gran escala, pensamientos sumamente obscenos. No me divertía el pasear y vislumbrar un arte poco legible. 
Fue un momento de la noche, en el que las bombillas titiritaban por una causa anónima, quizá tuvieran sueño. Un hombre desconocía el paradero de los aseos, yo estuve disponible a enseñárselos, le acompañé hasta la entrada de éstos y me despedí muy cordialmente, no hace falta decir que existió una conversación amena, pero eso no es muy significativo, no quiero dar importancia a cosas que, aparentemente, carecen de ella. 

Partiendo de la base, una base muy endeble, en la que mi espíritu se situaba en Japón y yo, muy a mi pesar, en Murcia, soportando vídeos, documentales y conferencias, que, también muy a mi pesar, no supe discernir de lo que realmente se autoinduce al arte. 
En uno de esos intentos, vagos todos ellos, de empatizarme con el autor de dicha obra, un chico me dijo un poco con timidez:

-Perdona, ¿sabes de qué trata este arte, lo entiendes?

-No- aseveré. La verdad es que, apenas, entiendo sus risas, su humor, no entiendo nada. 

Así comenzó una situación que desencadenaría en una larga conversación de gustos, pareceres y confortables entusiasmos.
Un chico que ha viajado, inteligente y no me parece un chico que sobresalga por su egolatría, es como yo, una persona disimulada. Una de las personas que quise conocer algún día de mi vida, para aprender de ellas. 
Tengo su número, íbamos a quedar cuando saliese de trabajar pero el cansancio y el deber que mi hermana me atribuía me impidió contactar de nuevo con él. No diré nombres, pero no se me olvidará. Lo tengo claro.

Le he dejado un mensaje hoy al despertar, en un momento de absoluta soledad, cuando enmudeces y tratas de pensar y escuchar la voz que rige tu mundo, en ese momento decidí   hacerlo. Y así fue, aún espero su respuesta.