Por las mañanas oteo las mismas cosas en sus respectivos lugares. Aquí no habla una persona, dejé de serlo hace mucho tiempo. La actividad humana a estimulado mi desintegración. Se veía llegar. La esperaba con los brazos abiertos.
Me he perdido y necesito algún atisbo de luz que indique el camino. Lo necesito y lo ansío tanto...
Cuando has perdido la probabilidad de dar con la solución te aferras a cualquier remedio. Por muy precario que sea.
No sé, hoy estoy en esos momentos. No quiero estar aquí, ni quiero estar allí.
Quiero huir y, al mismo tiempo, detener el tiempo para evitar su rapidez, una velocidad que me da vértigo.
La vida,¿ será esto que estoy sintiendo? La vida... ¿me estará tratando de la mejor manera o, por el contrario, me estará sometiendo a tortura?
Éste es el precio de estar viva.